miércoles, 23 de julio de 2014

“Y yo ya le he perdido, demasiado pronto tal vez.”

Y cuando ya no pienso en esa persona, aparece una foto, una canción o me vuelvo a cruzar con él. Y vuelta a empezar... ¿Por qué nos enamoramos pudiendo ser felices? Finjo que ya no me importa, pero estoy deseando que me hable, que me escriba, que me busque, que me piense, lo que sea, para engañarme a mí misma pensando que todavía le importo. Todo lo que he vivido ha sido con él, y todo lo que me queda por vivir quiero vivirlo con él también. Nunca pensé ni imaginé que me pudiera enamorar de esa manera tan pura, tan sincera, tan enorme. Y al final se me quedó así, demasiado grande para un corazón que poco a poco se ha ido encogiendo, después de cada mentira que creí. Con él he hecho tantas cosas... Cosas que nunca imaginaría que haría. Pero ahí estaba yo, cometiendo pequeñas locuras. Siempre acompañada de una sonrisa. Esa sonrisa que a él tanto le encantaba, o eso decía. "Eres una chica increíble", palabras que se me quedaron grabadas en la mente pero que poco a poco se han ido disipando con el paso del tiempo. Y es que todas las personas se cansan de dar mucho y recibir poco, o nada; y en este caso, no sé quién se cansó de los dos. Si él supiera lo mucho que le echo de menos... pero ya nada puede cambiar. Y la realidad me viene demasiado rápida cada vez que abro los ojos. ¿Por qué quiere distanciarse de mí? ¿Por qué quiere pasar página? ¿Por qué quiere olvidarme? ¿Por qué ha decidido sacarme de su vida? Hay infinitas preguntas, pero sé que nunca tendrán respuesta. Y es que yo podría decirle tantas cosas... Que mi vida ya no es la misma desde que le perdí. Que no hay noche que me acueste sin pensarle. Que no puedo parar de averiguar qué hicimos mal. Que cada vez que le veo es como la primera vez. Que sus recuerdos todavía me duelen demasiado. Que sigo enamorada de él como el primer día... Pero la vida sigue, dicen; aunque no siempre es verdad. A veces la vida no sigue. A veces sólo pasan los días. Porque hay cosas que por mucho que trates, ya no cambian. No importa cuanto duelan ni cuanto lo intentes. Y pensar en aquel día en el que comenzó todo, y empezar a llorar, y a llorar... Porque aún recuerdo cuando la gente nos decía que hacíamos buena pareja e íbamos a durar mucho tiempo. ¿Dónde han ido a parar todas esas palabras...? Pero nada de lo que pueda decirle va a cambiar esto, porque él ya es feliz sin mí. Y yo ya le he perdido, demasiado pronto tal vez.

domingo, 20 de julio de 2014

“Echo de menos que me ames. Te echo de menos a ti.”

Te extraño. A ti. A todo lo que hacías. A la manera en la que solías acariciar mi labio inferior. Cuando besabas mi frente con ternura, o cuando tomabas mi mano con fuerza. Extraño como solías enviarme mensajes de "buenos días", como te acercabas a saludarme primero. Cuando me dabas la razón aunque no la tuviese. Cuando me mirabas a los ojos. Cuando susurrabas que me querías. Extraño que me abraces o me tomes por la cintura. Echo de menos que me llames "amor", "cariño" o por mi nombre. Cuando me cargabas y aceptabas mis juegos infantiles. Tus palabras bonitas, tus caricias. Extraño tus manos, también las veces que te quedabas conmigo para no dejarme sola. Extraño tu voz entrecortada en el teléfono. Extraño que me hagas reír con tus bobadas. Extraño que me sigas la conversación aunque hablo mucho y muy rápido. Extraño la paciencia que me tenías. Extraño que cuando lloraba sólo te quedabas ahí, sin decir nada, y el simple hecho de tenerte a mi lado me hacía sentir un poco mejor. Extraño cómo hacías que yo pensara que podía con todo, cómo me sentía más segura. Echo de menos que me ames. Te echo de menos a ti.